martes, 9 de diciembre de 2008

¿Quien cuenta la historia del arte en Colombia?

¿Quien cuenta la historia de arte en Colombia?

¿Cómo se construye la historia del arte en Colombia? Por lo extenso del tiempo nos concentramos en el movimiento de la década de los ochenta tomando textos de diferentes personajes: Carolina Ponce de León critica, historiadora y curadora; José Hernán Aguilar crítico, historiador y profesor; Beatriz González artista, crítica y profesora y Víctor Laignelet artista y profesor.

Para hablar de Carolina Ponce de León analizamos uno de sus textos para una exposición del museo del Barrio en New York “Beatriz González: la historia extensa de Colombia”[1]: Para construir historia Carolina Ponce se vale de un manejo del tiempo casi lineal pues a lo largo de su texto comienza por las fechas que considera las primeras, en este caso aborda a Beatriz González como medida de tiempo histórico relacionándola con las imágenes de sus obras, nombrándolas con fecha y con la historia política de Colombia también relacionados con fechas consideradas relevantes , manteniendo una preocupación de uno de sus intereses como curadora sobre el estado del arte colombiano, latinoamericano frente a un centro europeo, y sobre la mediación entre el poder del estado y algunas veces de la iglesia. Hay que tener en cuenta que este texto lo hizo para presentar a la artista en un país de primer mundo siendo casi una historia clínica en la manera de organizar los hechos; está mostrando la influencia de hechos político hacia los artistas y de estos hacia las imágenes que son el reflejo de la memoria y la manera de percibir un país. En la beca de Colciencias que Carolina Ponce se gano se produjo un documento “Crítica y arte en Colombia (1974-1994)”[2] de las transcripciones de entrevistas que le hizo a tres críticos, una de ellas era Beatriz González donde directamente le preguntaba sobre la crítica de arte y su parte ética, aquí podemos ver de alguna forma como el circulo del arte es tan pequeño que una misma persona puede ejercer varias funciones impulsado por el déficit o la mediocridad en la ejecución de otras.

En su faceta de crítica e historiadora Beatriz González, hace un texto "El XXIX Salón Nacional, Un lustro es mucho tiempo"[3] para la revista arte en Colombia; en este argumento podemos ver como se mezcla de una forma más personal la idea de construir historia pues ella presenta los hechos como causalidades en este caso por la falta te iinteres del estado en la cultura, además de la fascinación por lo popular y por lo culto.

Siguiendo con los análisis nos encontraremos con un ensayo que escribió José Hernán Aguilar para una publicación en los ochentas: Nueva imagen "Balas perdidas, corazones privados"[4] muestra la obra del artista como una reacción al contexto social y político del momento, trata de hallar relaciones con tendencias estilísticas pertenecientes a otros contextos como por ejemplo el neoexpresionismo alemán o el abstraccionismo de los 60.

“el primer lustro de la década de los ochenta se vio dominado, de alguna forma, por la avalancha de pintura expresionista y representacional que parecía ahogar no sólo el minimalismo y conceptualismo imperantes hasta ese momento sino, sobretodo, cualquier tipo de pintura abstracta. Sin embargo, a partir de 1986 empezó a surgir un muy llamativo grupo de pintores abstractos que curiosamente, tenían poco en común con las tendencias abstractas internacionales (el”neo-geo”, por ejemplo) y mucho con la más importante corriente del abstraccionismo colombiano de periodos anteriores”.

La forma en la que se expresa Aguilar respecto a la historia del arte es poco coincidente con la opinión que tiene Víctor Laignelet a quien entrevistamos proponiéndole las siguientes preguntas:

¿En que momento sintió que tuvo un reconocimiento como artista?

“el reconocimiento es una cosa difícil, porque implica un nivel de quien legitima el reconocimiento, en que consiste y que valor tiene ser reconocido o no, digamos. Yo creo que eso es una presión que no obedece realmente a como son realmente los procesos artísticos, digamos no, una presión de reconocimiento y es como una falsa motivación, digamos, a veces, no, pero para contestar la pregunta de alguna manera, yo creo que en términos de reconocimiento publico por algunos síntomas digamos dentro del medio del arte, la prensa o cosas de esas, de pronto relativamente rápido, digamos con la primera exposición a los 24 años hubo como un momento bien importante y de ese proceso siguió habiendo en distintos momentos un seguimiento eventual, digamos, con algún nivel de tensión por la critica del momento.

El reconocimiento pudo haber sido así un proceso largo, pero hay un momento dado en que depronto hay una necesidad de alguna manera sentida de eso, a cierta edad, pero de pronto es bueno que eso se pase rápido y salirse de uno mismo si es posible”.

¿En que lugar de la historia Colombiana se ubica?

“en la presente, hoy”

¿El hoy y el ahora? ¿Y que sucede con el pasado?

“yo no creo en una historia lineal, no creo en la historia progresiva, no en estar dividiendo la historia del arte por décadas, por estilos o generaciones y esas cosas que generalmente se usan. Esos sistemas clasificatorios me parecen insuficientes para la realidad, procesos engañosos con una tendencia a hablar por décadas porque por décadas se habla de estilos y comenzamos a asemejar la cosa a modas en términos de discurso de lenguaje y bien es posible que si, hay algún factor de coincidencia, pero no es el único que hay que destacar mas por que hay maneras mas interesantes de ver procesos que están en juego en términos de construcción de sentido, de forma, la relación entre forme y pensamiento y por otras cosas pertinentes digamos que creo que obedecen a formas fluidas distintas, estratificadas, cíclicas, que emergen y salen y desaparecen, que convergen, que son múltiples, que no hay una noción de historia más compleja en el sentido de una historia no lineal, digamos, es porque las historias siguen pegadas a la linealidad a pesar de todo el discurso de la posmodernidad y la mentalidad pues trae mucho trabajo dejar de ver las cosas así.

Es en esta respuesta en la que decimos que hay poca concordancia en la mirada que tiene Aguilar sobre la historia con la que tiene Laignelet, pues, este afirma que la historia no es algo lineal ni progresivo, sino que debe mirarse desde la observación de procesos que construyen un sentido.

¿Encuentra alguna afinidad con la crítica que se le hace a su obra?

“no, poca, la critica se mueve en marcos, en los que yo por lo menos me siento que no encajo tanto en eso, no me siento muy bien, ni leído ni mirado” entonces que pasa con la función del historiador, un artista se supone que es recordado por lo que leen de él? “es un error, debería de ser recordado por lo que hizo, lo que leen es otra historia, son dos historia, la historia de las practicas y los procesos artísticos en si misma que es una historia y la historia de los discursos sobre eso, claro se conectan pero son dos historias distintas, podemos ponernos a leer la historia de las reflexiones de cómo pensaba…. Yo tengo textos así, yo tengo textos críticos del siglo XI de la cultura china, de un monje chino y leo eso con curiosidad, pero de pronto la diferencia entre que es ese texto de esa persona critica del momento y la obra a la que se esta refiriendo en ese momento y la perspectiva mía desde ahora son cosas pues incompatible, porque e pues han pasado una seri de cosas y mi mirada nunca podrá ser la mirada que tenia esa persona en el momento, leerlo va a ser interesante y me puede revelar cosa que yo no puedo ver desde ahora, pero no puedo capturarlas todas, no puedo pretender semejante cos, perro yo puedo también incluir otros aspectos que esa persona en ese momento no podía conocer sobre la obra, es decir, el proceso es vivo todo el tiempo si uno lo sabe leer como vivo, se renueva, no solo la mirada sino la obra misma, la obra no esta muerta, yo no creo en eso” no es algo quieto, “no, nunca, lo que es quieto es la persona que la mira, es responsabilidad de el si ve eso muerta, no es la cosa que esta muerta sino que el no tiene la capacidad de verla de alguna manera viva, el problema es de la persona”.

Por ejemplo cuando nosotras leíamos textos sobre su obra, encontrábamos una cosa que era como muy reiterativa y era la simbología

hay una gran confusión con la simbología y el pensamiento simbólico que la simbología parece que abordara de una serie de estructuras formales que obedecen a unos códigos de significación que responden a algún tipo de eventual consenso que uno pueda mirar o descifrar el pensamiento simbólico es otra cosa completamente es una forma de construir sentido permanentemente a través del procesos de analogía entonces ahí hay una confusión en esa lectura al hablar de simbología y no de pensamiento simbólico.

Las construcciones de memoria- historia están a cargo de personas vinculadas a la creación artística, hay diferentes formas de observar la historia ya sea desde la historia misma o desde la crítica o desde el quehacer puro, la historia debería ser una constante revisión de los diferentes puntos de vista para hacerla una práctica más democrática; De todos los casos la definición de historia de Víctor Laignelet es la más interesante cuando nos propone revisar nuestra manera de percibir el tiempo y de aprehender historia.



[1] El efecto mariposa ensayos sobre arte en Colombia, 1985-2000 pág. 223-234

[2] Crítica y arte en Colombia (1974-1994) : segunda parte : entrevistas / Carolina Ponce de León.

[3] Revista Arte en Colombia 1985 Nº 56 pág. 52-54

[4] Nueva Imagen : 19 artistas colombianos exponen su plástica / textos de Fernando Quiroz, José Hernán Aguilar, Carolina Ponce de León ; fotografías de artistas y críticos Martha Combariza ... [et al.].pág. 53-65



Laura Angarita 323514

Carolina Rincón 323565


Entrevista con Victor Laigneleth



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